martes, 6 de noviembre de 2018

Retrato a lápiz

Ya os he he hablado de Sandra y del primer retrato que me encargó de Juanita. Como os cuento en la historia de este cuadro, cuando Sandra me dió la foto pensé que sería uno de esos retratos que no iba a disfrutar mucho pintándolos. Pues con este del que os voy a hablar me pasó lo mismo: la fotografía no era muy buena y los gestos de los que aparecían en ella (a priori) no decían mucho. Pues la magia de la pintura aparece en el momento en el que me pongo a dibujar esos rostros. Según voy dibujando sus ojos, su nariz, su boca, van aflorando sensaciones, conversaciones, sentimientos que me hacen empatizar con ellos, ahora leo en su mirada, en su tímida sonrisa.

La magia prosigue cuando llega la hora de sombrear. Tengo la suerte de que Sandra confía en mi criterio, así que me dejo llevar por mi intuición, y comienzo a "rallar" el cuadro; lápiz arriba, lápiz abajo, pero nunca en horizontal, expontáneamente aparece un regatino suelto y fresco, me gusta y prosigo con él. El resultado es este:



Retrato a lápiz


BESAZACOS

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