Os voy mostrando retratos que entregué estas navidades, y qué mejor para abrir
boca con dos acuarelas que he regalado yo misma.
Elegí dos fotos que, aunque no recuerde los momentos exactos en los que fueron tomadas, sí recuerdo tantos y tantos otros mirando ese álbum familiar, de tapas rojas, que pesaba como un demonio y que encuadernó mi abuelo. Era emocionante abrirlo por la primera página y esperar a pasar unas cuantas, para ver la primera foto en la que aparecía yo envuelta en una mantita de ganchillo, con un lacito rojo en mi minúsculo "kiki" de cuatro pelos, en brazos de mi madre, recién salida del hospital.
Tantos y tantos recuerdos de la niñez, y la mayoría maravillosos, arropada por mis amados hermanos Arturo y Carmina.
BESAZACOS
